Entre la noche del 16 y la madrugada del 17 de octubre de 2018, se produjo el derrame de petróleo más grande en la historia de Chile, cuando durante horas, sin contención y sin guardias de seguridad que monitorearan las operaciones, escurrieron más de 720 mil litros de petróleo crudo desde la planta Cullen, propiedad de la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), pero arrendada a la argentina YPF, responsable de este gigantesco daño ambiental y social en la comuna de Primavera, en la Región de Magallanes.
Según se expresa en la demanda colectiva presentada por más de 1.600 pescadores artesanales de Primavera, recién a las 8 de la mañana del día 17 de octubre, los trabajadores que operan la sala de bombas de la planta Cullen, se dieron cuenta de la catástrofe ambiental que había comenzado la noche anterior, cerca de las 20 horas y que continuó sin parar durante la noche y la mañana del día siguiente, derrame que se extendió hasta 2 kilómetros aguas abajo.
La argentina YPF dio avisó recién cerca del mediodía a la Oficina Nacional de Emergencias de esta situación, servicio que alertó al alcalde de Primavera poco antes de las 16 horas. En el intertanto, la empresa de Yacimientos Petrolíferos Federales, había trasladado trabajadores desde Río Gallegos y Río Grande en Argentina para trabajar en las tareas de contención, lo que lograron de manera incipiente a 1,6 kilómetros del sitio del derrame.
Los pescadores artesanales de la patagónica comuna de Primavera, presentaron una demanda por daño moral, puesto que, como manifiestan en el escrito, “cada una de las personas que ejerce la actividad económica consistente en la pesca artesanal se encuentra afectados directamente por el derrame de petróleo generado por la desidia de la empresa demandada”.
Los ejecutivos de YPF en Chile están citados a una audiencia de conciliación con los pescadores artesanales de Primavera el próximo viernes 29 de mayo en el Primer Juzgado Civil de Santiago, instancia donde los trabajadores magallánicos esperan que la empresa trasandina se haga cargo del daño generado a su única fuente de ingresos y trabajo, además de las afectaciones a su salud producto de la contaminación por el derrame de petróleo crudo, el más grande en la historia de Chile.